El Juego del Calamar se cuela en los colegios

“Jugaremos muévete luz verde”, canta un enorme muñeco con forma de niña en un amplio patio. Todo parece inofensivo, pero, al girar la cabeza se activa la luz roja y con el movimiento, los personajes del “Juego del Calamar”, acaban fulminados de un disparo. 

Hablamos de la última serie revelación de Netflix, la cual viene marcada como una serie apropiada solo para mayores de 16 años debido a su alto contenido en violencia, suicidio e incluso sexo.

No obstante, que no sea una serie apta para menores de esa edad no ha supuesto ningún impedimento para que juegos de apariencia infantil, pero con un violento final, se hayan colado en la mayor parte de los colegios. 

Son muchos los centros en los que se pueden ver a grupos de niños simulando a los protagonistas de la serie. Aparentemente parecen estar jugando al tradicional juego de “un, dos, tres, pollito inglés”, pero nada más lejos de la realidad, ya que los participantes acaban simulando su propia muerte cayendo fulminados al suelo en algunos de los casos, en otros, los más violentos, los eliminados reciben un puñetazo en el estómago. 

Lo preocupante de todo esto no es tanto que jueguen a dicho juego sin tener un conocimiento claro de lo que están haciendo, sino aquellos niños y niñas menores que sí han visto la serie. 

Para los más pequeños separar realidad y ficción no siempre es sencillo, y con la visualización de escenas de este tipo lo único que conseguimos es que normalicen los actos violentos. 

Esto evidencia el poco control que los padres tienen sobre sus hijos, ciertamente cada vez somos más permisivos y no controlamos los contenidos que ven los menores. Probablemente, en muchos de los casos, no es que el padre o la madre dejen ver a su hijo este tipo de series, sino que no saben que éstos tienen total acceso a las mismas. 

En algunos centros educativos españoles ya han emitido circulares informando a las familias para que tengan precaución con esta serie, e incluso en otros, con la celebración de Halloween a la vuelta de la esquina, se ha prohibido al alumnado vestirse con disfraces relacionados con la misma. 

Se trata de un problema que va más allá de “El juego del calamar”, ya que son muchos los contenidos violentos y no apropiados para niños que circulan en las redes y que están a su alcance, y todo ello porque, ya sea por desconocimiento o simplemente por dejadez, los padres no están todo lo pendientes que debieran respecto a lo que sus hijos ven, dándoles plena libertad para navegar por la red.